lunes, 29 de diciembre de 2008

Reencuentro de dos viejas amigas

Hoy me reuní con Rosario, una vieja amiga de la universidad, cada vez está más delgada, pero la fortaleza de espíritu no la pierde con nada.
Ella es como mi conciencia, cada vez que platico con ella, me recuerda cuál es mi misión, que a veces, con el trajín diario de cada día se me olvida. Siempre he admirado a esta mujer, con una claridad de pensamiento, una entereza una entrega y un compromiso ante la vida, que me extraña que no tenga brújula, como suele decir, por estos días. Es algo complejo de explicar, pero a fin de cuentas todos somos humanos.
Fue muy enriquecedor haber platicado con ella después de tanto tiempo, lo que sí noté es que ya no es tan alegre como antes, pero se le ilumina el rostro cuando habla de sus alumnas o de sus enanos, porque tiene una estancia infantil donde cuida a 8 pequeños.
Y yo solo puedo repetirme lo que un día me dijo Alfredo, uno de mis alumnos del bachillerato: ya no te hagas guaje!!!!!
Tengo mucho en que trabajar..... pies en polvorosa!!!

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