Ayer tomamos chocolate y café, Rodolfo y yo; Rodolfo es un muchacho que conocí en el diplomado de enseñanza de las matemáticas que tomé en la BUAP, recuerdo que en aquel entonces me llamaba la atención, no podría decir qué exactamente porque realmente interactuamos poco.
El está saliendo de una decepción amorosa, al igual que yo, eso nos ha unido un poco.
Curiosamente yo pretendía ayudarlo, pero al final quien realmente me ayudó fue él.
Tiene una claridad de pensamiento que me impactó y sobre todo puede expresar perfectamente bien lo que piensa, lo que siente, el modo en el que ve las cosas, habilidad que yo no tengo muy desarrollada.
Hubo mensajes clave de toda la velada, uno muy claro: hay que dar soluciones no problemas.
Y segundo: no importa que tenga el ombligo chueco, valora a la persona como es.
Creo que al final surgió el primer ombligo chueco, no para mi, pero creo que sí para él: soy dos años mayor que yo.
No voy a negar que me agrada, pero no voy a apresurar nada, ni a hacer que ocurra nada, lo que tendrá que ser será, lo que no es para mi tiene que seguir corriendo.
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