martes, 6 de enero de 2009

La Befana, o la veccia Mantuana


Esta es una tradición centenaria aquí en Chipilo, cada 5 de enero, a las 8 de la noche, en el zócalo de la comunidad se lleva a cabo el ritual de la quema de La Befana.

La Befana es la representación de una mujer muy vieja, hecha de cartón y periódico, usando una técnica muy parecida a la que se emplea para hacer las piñatas, que mide entre 5 y 7 m de altura, y que simboliza dos cosas: el año que acaba de terminar y todo lo malo que hay que erradicar de nuestras vidas, en especial, los 7 pecados capitales.

Así que como podemos ver, para nuestros antepasados italianos, y ahora para la comunidad de Chipilo, La Befana, tiene el mismo simbolismo que las piñatas, vencer al mal.

Creo que los italianos son un poco más prácticos, prenden fuego para vencer al mal, mientras que a los mexicanos, nos gusta más meter las manos y le damos de palazos.


Curiosamente, mientras la veccia Mantuana ardía, se acercaron dos jóvenes de la comunidad, que para mi fortuna fueron los artesanos que dieron vida a esta monumental mujer. Me comentaron que empezaron a empapelarla desde noviembre, y que les llevó bastante tiempo su elaboración, no les pregunté qué se siente ver que el trabajo de dos meses se ve consumido en menos de 10 minutos, y yo misma me preguntaba qué sentido tenía esa tradición, pero vaya si no lo tiene, TODOS ALBERGAMOS UNA ESPERANZA EN EL CORAZÓN, y eso es lo que simboliza, la esperanza de que el mal y sus demonios o pecados morirá y el nuevo año será un mejor año en todos los aspectos.


Y además, para los niños es un disfrute total, porque justo cuando la Befana está a punto de consumirse, (que por cierto en esta ocasión, mientras se quemaba se desplomó, lo que provocó una oleada de aplausos entre los chipileños) sale de un rincón otra viejecita, que no estoy muy segura si en verdad es una viejecita o una mujer joven disfrazada de vieja, que se pasea por toda la explanada haciendo sonar una campana. Los niños, al oirla la van siguiendo y se forma una fila enorme de pequeñitos siguiendo a la mujer de la campana, porque saben que al final del recorrido les espera un buen puñado de dulces.


Los chipileños afirman que cada año, La Befana se parece a alguna mujer, de edad, o madura, de la comunidad. Pregunté a sus creadores si ellos buscaban que la Befana se pareciera a alguien, y por respuesta me dijeron que no, que ellos elaboran la muñeca, y que luego, por coincidencia, resulta que s eparece a alguien, pero lo que es una realidad, es que todo mundo quería que se pareciera a Amalia, la ex presidenta municipal de Chipilo, !y vaya si no se parecía!.

Tal parece que los demonios los llevamos dentro......

domingo, 4 de enero de 2009

La senda encantada


Estas lineas debí escribirlas el viernes 2 de enero del 2009, pero por cosas que pasan, apenas hoy tomarán vida.

Subí la Malinche, hasta la punta, par un kamarada viejo lobo de mar, esta es una montaña para niños, pero para alguien como yo es un buen reto. La subida me tomó 3 horas, creo que no estuvo nada mal, para la mala condición que traigo en estos momentos.

La vista allá arriba es maravillosa, de un lado el Popo y el Iztaccihuatl, en otra dirección el Pico de Orizaba, !qué majestuoso lucía!, además unos cuantos incendios por todas partes, eso es triste, no se si fueron provocados por el hombre, que es lo más seguro, pero eso sí da pena, y también encontrar una gran cantidad de basura en todo el ascenso, no podemos ser una especie tan depredadora y tan agena a nuestro medio ambiente. No somos superiores a la naturaleza, estamos inmersos en ella y dependemos de ella.

El descenso me tomó hora y media, y sin pensarlo, sin ni siquiera buscarla, cuando me dí cuenta estaba dentro de la senda encantada, estaba tan feliz, solo la había recorrido una vez en mi vida, y porque el kamarada me la enseñó aquella vez, y ahora, la he recorrido nuevamente. Es una senda encantada, en verdad, parece que te encuentras en otra parte. Toda la Malinche es especial, pero esa senda, en verdad tiene magia. Me sentí bendecida y muy agradecida!.

He repensado una y otra vez en qué punto del descenso se toma la entrada a la senda encantada, pero no sabría decir en qué punto me desvié, solo puedo decir que mis pasos me guiaron sin más.

Algo especial de este ascenso fue haber encontrado a un alumno del Oriente y a un maestro del Andes, además de haber conocido a tres personajes interesantes: Arturo, su hermano (olvidé su nombre) y Toño, buenos tipos, aventureros, pero no de la libre...